Ana Plata
“Ya valí”, fue lo primero que pensó Jorge cuando veía que los aficionados del estadio TSM corrían despavoridos, mientras él, su novia y amigos escuchaban sorprendidos los estruendos de las balas del lado opuesto en el que se encontraban.
“Ahora van a entrar a balearnos a todos, como lo han hecho en bares y restaurantes”, pensó el joven profesionista, originario de Torreón.
El grupo se resguardó en un expendio de comida, donde observó el desconsuelo de los aficionados e incluso a niños que preguntaban por sus padres. Debido a que las líneas telefónicas estaban saturadas, su único medio de comunicación fueron las redes sociales en Internet.
“Finalmente nos avisaron que podíamos salir a la explanada y que la balacera había ocurrido a las afueras del estadio, lo que nos tranquilizó”, cuenta.
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